lunes, septiembre 12, 2005

Roberto y yo


Recuerdo que yo no quería ir a ese parque, creo que porque queda lejos y me daba lata... Al final resultó que el parque de las esculturas era super lindo. Ese día hablamos sobre la promesa (con la ruta), es genial ver la diferencia de opiniones que existe en este grupo. La conversación estuvo buena y se dio para cierto debate.
En la fotito estoy con Roberto (el gordo de la Carla) mi amigo bello. Él es una persona bastante hermética, pero con el tiempo se le puede conocer bien. Amigo lo que más destaco de ti es tu lealtad y tu disposición a escuchar... Te quiero muchito.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

weeenaa ninia metia... jajajaj
en esa foto aperecen dos personitas muy bknes aunq nunk se los he dicho creo yo peroes cierto
y hablando del parq a mi tmpoco m gusta ir a pesar de q es bonito y too pero no, en gustos no hay naa escrito dicen por ahi pò

ya po ninia nos vemos por la vida cuidec
y portese bien
a y un consejo no sea tan metia... jajaj
no mentira siga coo es coo es no mas xq asi se le kere
xiaop
:p

Anónimo dijo...

Más temprano que tarde...

No te pude escribir ayer. Haber escrito cualquier cosa, en medio de todo el ajetreo académico, hubiese sido un insulto para alguien que merece toda mi dedicación.

Tanto tiempo teniéndonos cerca y hace tan poco que nos acercamos... pero quizá ha sido mejor así. Más que lamentar que todo no hubiese sido antes, me quejo de que el fin no vaya a ser después. Pero basta de pensamientos inútiles: mejor es esforzarse porque los lazos crezcan, se fortalezcan, hechen raíces y broten ramas y no se rompan sino al final.

Para alguien introvertido, apagado, taciturno y quizá hasta insípido como yo ver el juvenil brillo de tus ojos es más que sólo lindo: es una forma más -hay tantas pero tan pocas- de admirarse con la bolsa de plástico bailando en medio de la tormenta. Así, sin palabras, mudo y sólo sonriendo.

Quién sabe cuán poco tiempo podemos seguir esforzándonos en este árbol. Y como quienes tratamos de vivir una vida prolífica no sabemos valorar los momentos, es a ti a quien te corresponde corregir mi terrible y triste vicio, abofetearme y despertarme para que podamos disfrutar el instante. Lo siento, es pega tuya.

Dos semanas!... sigo exigiendo compensación!